En casa ya tenemos la Nintendo DS lite. Una gozada. El jueves 14 me dijo un amigo congoleño que había estado en el Fnac y que seguía sin haber consolas, pero, al día siguiente, allí estaban, por cientos, apiladas contra una pared del Media Markt.
Todavía no sé si hay una relación entre los suministros de coltán y de DS. Y tampoco tengo la menor idea de cómo se han sucedido los acontecimientos por el Congo tras el acuerdo de paz firmado el mes pasado entre el gobierno y más de 15 grupos rebeldes. La verdad es que en lo que va de año, con la caída del Ibex 35, no me atrevo a ver un telediario ni a abrir un periódico si no es para saber cómo va Pau en los Lakers -y eso, yendo directo a la sección de deportes-. Pero bueno, algo sí sé: parece que los hombres de Nkunda y los mayi-mayi andan de nuevo a algo más que a hostias en diferentes zonas de la región de Kivu, lo que posiblemente favorece un acercamiento a la normalidad en lo que a tráfico de minerales se refiere.
De todos modos, da igual. Las aguas han vuelto a su cauce y yo sigo a lo mío, que tampoco es poca cosa: he de rescatar a la princesa Zelda de ese jodío barco pirata y, a mitad de camino, rumbo a Isla de Fuego, anda la santabárbara bastante escasa en corazones.
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