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25 junio 2012

La bella Valenciano y el feo de Ribéry


Sábado, 23 de junio. España se juega entrar en las semifinales contra Francia y los españoles, sometidos a la presión de un futuro negrísimo, tratan de ahogar sus penas lanzados a una orgía de patriotismo, fútbol y cerveza. De pronto, a poco del final, Elena Valenciano, vicesecretaria general del Partido Socialista, transmite vía Twitter una profunda reflexión:

En pocos minutos, la red social del pajarito empieza a echar humo por todas partes. Su comentario, deplorable desde cualquier punto de vista, resulta especialmente repugnante si tenemos en cuenta que, como apuntan de inmediato los tuiteros a la rubia senadora, Franck Ribéry sufrió, con solo dos añitos, un brutal accidente de circulación que le dejó como secuela visibles cicatrices en el rostro que él se niega a operar y que son la materia en la que se inspira la bella Valenciano.

Al principio, ella misma le quita hierro a su comentario:


Sin embargo, dados la magnitud y el tono airado de la respuesta de la gente, la insigne socialista acaba por disculparse, aunque no sin reticencias:


A partir de ahí, cada vez más acojonada por el cariz peliagudo que irá tomando la polémica, continuará pidiendo disculpas en diferentes ocasiones echando mano de burdas justificaciones y chorradas y hasta de su blog, en donde, no viéndole final a la tormenta, decide confesarle al mundo que lo que hizo estuvo mal y que se había comportado como una hooligan.
Sin embargo, de nada le han servido sus esfuerzos a la hermosa, aunque cada vez más fondona Valenciano. Todavía hoy, lunes, los medios españoles y franceses han seguido haciéndose eco de un asunto que empieza ya a tomar tintes de estado, por lo que la políglota número dos del socialismo hispano se ha sentido en la obligación de publicar un tuit en francés, presumiblemente con el feo de Ribery como destinatario último. No sea que alguien piense que al PSOE no le gustan los votantes feos.


En fin. Que se deje de anglicismos la señora senadora, porque ha quedado clarísimo que, más que hooligan, es una perfecta hija de puta. Y más falsa que Judas. Después de todo, su comentario sobre Ribery no hace sino retratar, sin ambages, al político al uso de nuestros tiempos: bajuno, ignorante, advenedizo, despreciable, mentiroso y cabrón. Se lo he dicho a ella personalmente, pero no me ha respondido.

31 mayo 2011

FC Barcelona, Campeón de Europa de la Ingratitud

El Barça calienta motores. Va a empezar la final de la Champions League. Se la disputa en Wembley al Manchester United. Si el Barça gana, España se convertirá en el país con más copas de Europa (13), por delante de Italia (12). Hasta el mismísimo presidente Zapatero escribe en Marca sobre "El sueño de Wembley".

Comienza el partido. Toda España expectante. Los ojos como platos siguiendo el concierto de Xavi y estremecimientos eléctricos recorriendo la pell de brau cada vez que ese puercoespín conocido como Messi cae al suelo, su territorio natural. Al servicio de la causa culé, una infraestructura impresionante. RTVE hace gala de un escrupuloso despliegue de medios y personas: emocionados locutores e ilustres comentaristas invitados. En el palco de autoridades, el príncipe borbón, haciendo lo más parecido al trabajo que se le conoce, lanza exclamaciones y se levanta de su asiento, flanqueado por un circunspecto Ángel María Villar. Lejos de Londres, en Málaga, su padre, la ministra Chacón y el Jefe del Estado Mayor comentan emocionados el fantástico control de balón de los de Guardiola. En suma, los españoles. Una santabárbara de afecto y emociones que estalla en gritos de alegría cuando, por fin, gana "su equipo".

Empiezan las celebraciones. La euforia se desborda. Banderas catalanas y blaugranas inundándolo todo. Y... ¡oh!, ni una española. Plantado ante la tele, me parece estar viendo a ese hijo con síndrome del emperador que maltrata a su familia, aun cuando esta, precisamente por ello, lo mima y lo colma de regalos en un intento de evitar que la familia salte hecha pedazos por los aires. Y si bien es cierto que detesto los nacionalismos -el que más, por cercano, el español-, también lo es que, aunque de mal grado, los admito. Jamás movería un dedo por combatirlos si los quiere la gente. Sin embargo, hay algo en todo ese júbilo televisado que resulta ruin: la ingratitud, venga de donde venga, es siempre un hecho despreciable.

Cuando llega el momento de recoger la copa, sin saber bien por qué, ya todo me parece deprimente. El brazalete a franjas rojas y amarillas en el brazo de Abidal -un Abidal cuya enfermedad angustió al país entero-. El Guardiola que se pasea con una senyera atada a la copa con gesto carismático y autosuficiente. El Artur Más que responde visca Catalunya cuando le preguntan cómo ha visto el partido. Hasta la bandera de Brasil que rodea el cuello de Alves y la de Canarias que pasea Pedro. Por más que miro y miro, ni una puta bandera española por ninguna parte. Debe de ser una consigna. Ni siquiera Villa, enfundado al día siguiente en la bandera asturiana, o el albaceteño Iniesta portan la más mínima referencia a España, a cuya selección tanto le deben. Y para cuando por fin hay alguien, Zubizarreta, que describe la hazaña del Barça como un triunfo español, su gesto supone ya tan poca cosa en medio de tanta desafección que es como si no se oyera.
Así fue, en suma, cómo el pasado sábado el Barça se coronó Campeón Europeo de la Ingratitud 2010-11, dejándome sin estómago para repetir otra experiencia similar. Al día siguiente, el del paseo triunfal por Barcelona, me largué a Milán a ver el final del Giro y esa sí fue una experiencia saludable. No sólo porque ganase Contador, sino, también, porque los gitanopolitanos milaneses estaban dando una patada en el culo a Berlusconi.

24 junio 2010

El opio es redondo

Sarkozy suelta la mano de su amada para golpearse el pecho, mientras, con los ojos inyectados en sangre, pide venganza por el desastre nacional que supone la derrota de su selección. Italia se olvida de sus políticos para jugarse su unidad. Sesudos periodistas se rinden ante la magnitud de ese dios bajuno de pelo grasiento que es Messi. Donovan abandona su guitarra para meter a EE.UU. en octavos. El bello Piqué casi pierde los dientes. Inglaterra y Alemania entran en la III Guerra Mundial. Zidane es seducido por el armamento de los argentinos... Spasticus autisticus... El opio es redondo.