30 noviembre 2011

Un nuevo yerno para el rey Juan Carlos


Excmo. Sr.

le ruego me perdone la osadía de dirigirme a S.M. sin pasar por el Jefe de la Casa Real, pero entiendo que es lo más conveniente, dada la naturaleza del asunto que me trae y que de inmediato paso a comentarle.

Siendo tantísimos los casos conocidos en la historia reciente de tercos delincuentes que se pasean impunes por ahí con los bolsillos llenos, y que, aun así, no son sino unas pocas gotas en la mar oceana, no se atisban en el horizonte señales de que la Justicia de este país vaya a empezar a funcionar con eficacia a corto plazo. Y eso es hasta tal punto cierto, que el proceso que parece conducir inequívocamente a que S.A. el Duque de Palma se siente en el banquillo, bien podría quedar en nada, como es mi deseo, poniéndose así fin a la aflicción que a S.M. enoja y acongoja en estos días. Sin embargo, son tales la enjundia de las tropelías que ha perpetrado el Sr. Urdangarín y la evidencia que hay de ellas, que podría ocurrir que acabaran pasándole factura no ya a él, sino a toda la Casa RealImagino es Usted consciente de ello. Un delito de tal envergadura no sólo da alas a quienes siempre han querido erradicar la monarquía de la faz de la Tierra, sino que comprometería muy seriamente a S.M., habida cuenta de que sus haberes y movimientos son, cuando menos, tan oscuros como los de su yerno favorito, pero muchísimo más injustificables, si cabe. 

En ese sentido, estimo legítimo y muy acertado que requiriera su presencia en la Zarzuela al objeto de reprenderlo y obligarle a exculpar a su hija, S.A. la Princesa Cristina, de suerte que la culpa recaiga sobre él. Sabido que, salvo S.M., cualquiera puede ser juzgado, no es un dato trivial que ella, en tanto que vocal en la junta directiva del Instituto Nóos y secretaria del consejo de administración de Aizoon, tendría bastantes papeletas para verse imputada y acabar en la cárcel. Además, el espectacular patrimonio acumulado en poco tiempo lo es tanto de ella como de su marido. ¡Qué harían entonces los pobres nietos de S.M. con los padres en el trullo, dado que, a pesar de aparecer ya algunos de ellos como accionistas de la sociedad Namaste 97, no están en edad ni de vivir entre rejas ni de administrar cuentas corrientes!

En fin, de sobras sé que no hay necesidad de imaginar escenarios tan lúgubres. Con una corrupción tan bien sedimentada como la nuestra, probablemente todo quedará en nada y podrá S.M. volver a su regia hoja de ruta. Ojalá. Ahí están Mario Conde, Francisco Camps, Alfredo Sáenz y tantos otros. Sin embargo, Dios no lo quiera, si el Sr. Urdangarín acabara en la cárcel y S.M. decidiera degradarlo de familia real a familia del rey y forzarle el divorcio, permítame el atrevimiento de recomendarle como sustituto, y es este el verdadero leitmotiv de mi escrito, a quien en 1992 solicitara la mano de su hija, sabiendo retirarse decorosamente tras admitir su derrota frente a las habilidades de S.A. el Duque de Palma. No sé si se acuerda de AlbertPla, un ser excepcional cuya firme candidatura quiero aquí defender. La carta que a S.M. dirigió entonces el sr. Pla es hoy cima de la literatura epistolar e hito de la cultura hispánica, pero, sobre todo, muestra viva de acatamiento a la Corona, como puede ver y oír a continuación.

Pista 03 by Albert pla on Grooveshark
Mi Majestad,

espero no ofenderlo ni irritarlo, Majestad,
pero mi deseo es casarme con su hijita, Majestad.
Quizás sea una osadía pedir la mano de su hija
y no me creáis oportunista ni un playboy, mi Majestad.
No pretendo enriquecerme ni quiero palacios
ni pajes ni yates
ni quiero ser duque o tener chambelanes,
no deseo aprovecharme ni robarle nada,
es cuestión de amor.

Que estoy loco de amor por la princesa, Majestad,
entiéndalo, Rey mío, por favor, compréndalo.
Aunque sea soberano, supongo que será humano,
como el resto de sus siervos también tendrá sentimientos.

Yo sé que vos realmente también os cagáis
y folláis y sudáis como yo, esto es real,
así que présteme un poquito de atención,
le hablaré francamente frente a frente, Majestad.

Quizá yo no sea el yerno que soñó, mi Majestad,
nunca tuve dinero ni soy conde o caballero,
no llego ni a hidalgo, ciudadano raso,
mi estirpe no es noble pero mi nobleza
me obliga a decirle la verdad.

Sería mentirle si digo que tengo respeto por la monarquía,
siempre me he cagao en las dinastías

y en las patrias putas, las banderas sucias,
los reinos de mierda y en la sangre azul.

Mi Majestad,

ahora es el real decreto del corazón, mi Majestad,
que me arrastre y que reniegue por amor, mi Majestad,
pues si la fe mueve montañas, el amor remueve el alma,
y hasta el ser más consecuente ante el amor pierde su honor.

Yo por amor soy capaz de mandar a la mierda
mis firmes principios de republicano,
cambio de camisa y rindo pleitesía a la monarquía,
¡que viva el amor!
que me convirtió en su esbirro, Majestad.

Solo pensar que quisierais ser mi suegro, Majestad,
yo ya le adoro, ya le adulo y hasta le beso en el culo,
le prometo ser bueno, un digno yerno, Majestad.

Si me caso, me transformo como en ese cuento
aquel sapo que por un beso se convirtió en príncipe encantado,
y así por un beso de su princesita
también yo me vuelvo en to lo que usted quiera.

Seré su súbdito amado, su sumiso esclavo,
su obediente criado, su subordinado y devoto lacayo.
Le juro ante dios y ante el cielo y la Biblia
¡que viva el Rey!


Savia nueva para la monarquía
Le ruego, en suma, Majestad, contemple la posibilidad de acoger a Albert entre los suyos, porque un grandísimo esfuerzo no merece sino equivalente recompensa. Y digo más: siendo su deseo de entroncar con los Borbones tan hondo y sincero, y tan grande, al mismo tiempo, la necesidad de la monarquía de nuevos súbditos, bien podría igualmente casarlo con S.A. la Princesa Elena, si, finalmente, su hija pequeña termina, perdone la expresión, pudriéndose en la cárcel. A fin de cuentas, visto lo visto, sea sustituyendo a Urdangarín o a Marichalar, no puede S.M. sino salir ganando. Vea, si lo tiene a bien, el vídeo que le adjunto a continuación y dígame si no estoy en lo cierto.

En fin, no le canso más, Majestad. Sin otro particular, y en el deseo de poder ver cumplidas mis expectativas, quedo a su entera disposición.
Su humilde súbdito.

21 noviembre 2011

Un objeto inanimado llamado Zapatero

I Pity Inanimate Objects by Godley and Creme on Grooveshark

I pity inanimate objects, because they can't move.
From specks of dust to paperweights or a pound note sealed in resin.
Plastic Santas in perpetual underwater snowstorms.
Sculptures that appear to be moving, but aren't.
I feel sorry for them all.
"I pity inanimate objects", Godley and Creme (1979)

Ahí sentado, como una escultura que parece moverse, siento, para mi sorpresa, una profunda lástima por él. Qué difícil imaginar ahora que por las venas del joven leguleyo corrió una vez sangre caliente, cuando hoy, atrapado entre la mirada de Duchamp y su propia anodinia, no aspira sino a la revolución de los objetos. ¿Qué piensa cuando llega a un lugar? ¿Se siente frustrado al irse? ¿Suspiran acaso decepcionados esos ojos vidriosos?

Pervive aún en la retina su figura carismática elevándose sobre un charco de sangre dispuesta a defender las nobles causas como el Pantocrátor de una izquierda difusa. Aspirante a entrada de la Enciclopedia de la Historia Universal por la vía rápida, rescató a las tropas del infierno iraquí y tendió la mano a homosexuales, a mujeres sometidas, a ancianos, a inmigrantes e incluso a terroristas de buena voluntad. Cualquier desfavorecido tenía un sitio en el arca de la Alianza de las Civilizaciones nacida de su inspiración excepcional. Y por si no cabían todos, prometió 8.000 viviendas cada año, así como una enseñanza posmoderna y bilingüe como punto de arranque para el entendimiento universal. Con alguna excepción -Bush, la Santa Madre Iglesia, el PP y la Asociación de Víctimas del Terrorismo-, todo el mundo parecía hallar un poco de esperanza en aquel iluminado nieto de republicano sublevado y muerto que se había esforzado en librarse de la mili a base de prórrogas de estudio. En una nación de políticos penosos, o peor, todos suspensos, solo él se movía en el aprobado. Quizás por eso, por subirle nota y lograr su reelección, fue por lo que nació la P.A.Z. con el apoyo de Serrat, Almodóvar, Sabina, Víctor Manuel y su señora, Miguel Ríos, Concha Velasco, Núria Espert... y hasta Barenboim, Saramago, Carlos Fuentes y Ángel Gabilondo. Los de la ceja. Sin embargo, precisamente, sería esta adscripción ciliar la que marcaría el final de sus años dorados.

Reelegido en 2008, una crisis galopante y profundísima, que solo admitió a toro pasado, trazó el bucle fatídico por el que ZP habría de precipitarse hasta su actual condición vegetativa. Ante las consecuencias devastadoras del ladrillazo, los desempleados en plena explosión demográfica y el consumo y el PIB en caída libre, las tibias e inútiles medidas que adoptó no hicieron sino masacrar a aquellos desfavorecidos que había querido galvanizar, dando al traste con su vocación mesiánica. No sólo banqueros, empresarios y nacionalistas, sino también sindicatos, viejos amigos y una izquierda perpleja ante su inconsistencia ideológica, terminaron sumándose al deseo de exterminio de su enemigo declarado. No pasaba un día que no fuera zaherido en la plaza pública. Sampedro lo acusa. Cebrián lo deslegitima. Gabilondo lo afea. Reverte lo despelleja. El despropósito fue tan dramático que toda la sociedad, abandonada a su suerte entre cheques bebé, ministras preñadas y cruentos e injustos sacrificios, terminó dándole la espalda, mientras él, caballo en cacharrería, perdido en automatismos gestuales e impostaciones discursivas, sufría y languidecía en un rincón de su cerebro.

Incluso más allá de las fronteras españolas, donde por un tiempo, amparado en el filtro que impone la distancia, fue patrón de esperanza para progresistas e intelectuales, José Luis I el Monolingüe fue cayendo en desgracia. Lo vemos en Italia, en donde la expresión alla Zapatero, sinónimo de "buen gobierno", ha caído en desuso. Tampoco el documental de Sabina Guzzanti Viva Zapatero!, titulado así para poner de relieve la escasa libertad de expresión de los italianos aunque nada tuviera que ver con ZP, resulta hoy imaginable. Así, en el referéndum de junio pasado, la ocurrencia del movimiento derechista Popolo di Roma de asociar en sus carteles a Zapatero con el "izquierdista" Zingaretti, en tanto que representantes de la política alla Zapatero a erradicar, resultó nefasta. El PDR ignoraba que donde ZP, convertido ya en cenizo interestelar, posaba la mirada, no crecía la hierba. Ni qué decir que el resultado fue un descalabro para la derecha que culminó hace unos días con la dimisión de Berlusconi.

En su imparable deambular hacia la extinción, incluso sus compañeros fueron abandonándole. Desde las purgas iniciales de viejos camaradas de partido a su inoperante proceder en la tempestad de los mercados, pasando por la creación de cargos pintorescos, su mundo afín devino un sálvese quien pueda en el que sus más allegados empezaron a esconderlo en un intento de reducir la magnitud de un fracaso mayor que hoy sabemos inmenso.

Su apostolado, en suma, ha marcado la senda que ha conducido al socialismo español al coma histórico, a España a la ruina y a él mismo a la cosificación y al abandono. Sin embargo, viéndolo ahí, ahogado en la tristeza, convertido en un ente inanimado a punto de extinguirse, recuerdo I pity inanimate objects, la canción de Godley and Creme, y querría preguntarle si acaso cree que el oro de Fort Knox es un oro feliz o si hay otra opción para el azúcar que una taza de café o una de té. Me gustaría decirle, en fin, que comprendo las frustraciones de ser inanimado, y que la física es injusta, pero ya no me escucha. Animales, plantas, hongos, moneras y protistas, nadie quiere acercársele. Solo yo parezco sentir lástima por él.


Peppercorns don't move
until they contaminate the ice-cream
three weeks later.
Is the gold in Fort Knox happy gold?
I care about these things.