29 septiembre 2008

Ciudades abandonadas del alma




The street is cold, its trees are gone.
The story's told, the dark has won.
Once we set sail to catch a star.
We had to fail, it was too far.
[...]
On this dark street the sun is black.
The winter life is coming back.
On this dark street it's cold inside
There's no retreat from time has died...
Conocí a los Cream un día de primavera del año 75 en mi pueblo extinguido. Manolo se había roto un pie -o se había quebrado un huevo, no recuerdo-, y cuando fui a visitarlo, a los pies de la cama, un amigo suyo de Avilés tocaba a la guitarra Sunshine of your love. El enfermo hacía coros cuando yo dije "hola" y nadie me escuchó, y empecé a aporrear el cubo destinado a los vómitos -debió de ser lo del huevo, pienso ahora-. De aquella jam-session salió un bootleg clásico en mi estantería, una caset que escucho una vez cada 15 años más o menos. Meses después, mi nuevo amigo me mandó desde Asturias Live Cream (vol. 1: 1970 /vol.2: 1972) y yo a él Four wheel drive (1975) de Bachman-Turner Overdrive. Yo salí ganando, claro está.

Desde entonces -aunque yo siga igual-, las cosas han cambiado bastante. Hoy casi nada sé del Manolo, y nada en absoluto de Fran, el asturiano -otros amigos asturianos ya se han muerto-, y la santa geografía incendiada de mi adolescencia perece convertida en un maldito zurullo de tráfico y cemento por culpa de unos sucios malnacidos. Sin embargo, los Cream siguen aquí, poniéndome. Flanqueado por el segundo ron solo, escribo "cream" en el buscador de Deezer y salen 270 resultados con dios en formato power-trío, y empiezo a escuchar mientras navego. O, para ser más exacto, empiezo a volar mientras escucho: qué importa si nadie va al meollo, ignorando el problema (a más gente más majaderos, o más consumidores, más cabrones, más ovejas); qué más da que los lugares que un día nos pertenecieron, aniquilados por mediocres políticos o interesados hideputas, sean sólo ya conexiones sinápticas en nuestros cerebros; a quién le importa desde aquí arriba si Clapton, que cotizó un trienio como heraldo divino, bajó de los cielos a Cova da Iria para hacer bulto entre tarados, lisiados y ciegos (Tommy, can you hear me?).


Pasa el tiempo y Strange brew, White room, Crossroads, S.W.L.A.B.R., Tales of Brave Ulysses, I'm so glad, Badge, Spoonful, Sweet wine, As you said, N.S.U., Lawdy mama, Sunshine of your love, Deserted cities of the heart... siguen poniendo banda sonora cuando no a borracheras a resacas, tanto en bautizos como en funerales, y me siguen poniendo a mí como una moto (y conste que el primer ron me lo tomé escuchando el fantástico Intimacy de los Bloc Party).
Se vaya, pues, donde se vaya, a fecha de hoy, el blues-rock-gps de los Cream sigue abriendo senderos a todos los destinos, a limbos, a romas saqueadas, a desiertas ciudades del alma y la memoria. Si dios ha muerto, larga vida a dios en tu nuevo destino. Y sin Fresh Cream (1966), Disraeli girls (1967) y Wheels of fire (1968), eres un pobre vagabundo camino de la muerte.

11 septiembre 2008

El fichero Edvige

Es duro de aceptar, pero es muy cierto: encontrar en medio de este engendro que ha dado en llamarse Unión Europea políticos valientes, de casta -pienso luego decreto, o secreto, o excreto, entre otros cretinismos- es, cada vez más, cuando no raro, imposible.

Lo hemos visto en la injusta soledad de la jueza Alabau, quien, por negarse a casar homosexuales, ha sufrido el acoso del extremista gobierno del talante. Y lo acabamos de ver en estos días en el maromo de la furba Bruni cuando da marcha atrás respecto a algunos puntos del fichero Edvige, plan que contempla la elaboración de una impagable base de datos con el CV moral de todas las personas mayores de 13 años que apunten maneras sospechosas. Concretamente, es una triste guasa que Mr. Sarkozy haya decidido a última hora, para evitar la polémica, no incluir un dato que parece crucial a la hora de atar en corto a tanto maleante tocapelotas: la tendencia sexual.


Conocer de antemano las desviaciones sexuales de los individuos permitiría, por ejemplo, saber quién puede casarse o adoptar un niño, quién merece beneficiarse de una vivienda de protección oficial, una pensión de viudedad o una herencia o de qué niños es más o menos aceptable que se mofen en la escuela. ¿Alguien ha pensado en qué medida se agilizaría la burocracia administrativa?

En fin, no se entiende muy bien cómo a una cantidad no trivial de homosexuales le ha dado últimamente por lanzarse a un ritual tan absurdo como es el matrimonio -¿atrincheramiento frente al hetero? ¿seguridad ante a la administración? ¿fuerza atávica? ¿simple estupidez?-, pero lo cierto es que, para estupefacción de la sra. Dalmau, se casan. Así que, ya puestos, ¿por qué no fijar genéticamente, desde el nacimiento, la tendencia sexual de los niños y evitar que los desviados hagan la Primera Comunión? Se lograría así que no se siguiera mancillando ese purísimo sacramento.

Eso sí sería valiente.

10 septiembre 2008

A vueltas con el Gran Colisionador de Hadrones

Me pide un amigo que le "traduzca" una entrevista a un físico español del CERN que yo previamente le había enviado, porque, dice, no entiende nada de nada. La verdad, toda sea dicha, no soy yo quién para hablar de este dispositivo infernal que el propio CERN ha desarrollado. Uno, además de ignorante, siempre se queda en la literatura de las cosas. Pero bueno, el mundo digital, como el otro, permite todo tipo de barbaridades.

Yo a la física cuántica me acerco, acojonado, a partir de un comentario de mi tío Pedro, un crac del saber científico sepultado hoy por el alzheimer, una vez que, en su presencia, me cagué en dios (y en su partícula) por haberme quedado sin jabón antes de haber terminado de lavar el coche. Me dijo: si restriegas, trapo en mano, la suciedad, harás lo mismo que hace el detergente: propiciar una fricción de partículas que producirá calor. A partir de ahí ya todo irá solo, porque el calor derretirá las manchas de grasa y las caquitas de los jodíos gorriones y tu R-11 quedará como nuevo.
Desde ahí, uno ve que lo que parece sólido, mundo material, es un mundo de partículas y subpartículas que orbitan, se atraen o se repelen. Y cuando por fin entiendes que el elemento más sólido es sólo vacío y un mundo de elementos diminutos (electrones, protones, quarks, leptones, hadrones, bosones, positrones, neutrinos...), te enfrentas a la idea de que el vacío no es lo mismo que la nada, porque, frente a ésta, aquél tiene características propias del mundo "material".
Con el Gran Colisionador de Hadrones o LHC (Large Hadron Collider) se pretende hacer friccionar partículas a velocidades vertiginosas a fin de producir grandes magnitudes de energía a partir de las cuales (y de los fenómenos concomitantes derivados) se pueda dar fundamento epistémico (o quitárselo) a creencias a las que se ha llegado siguiendo desarrollos puramente teóricos y matemáticos: se podrán producir desde el bosón de Higgs --también llamado, qué bonito, la partícula de dios, porque, aunque es fundamental para explicar (la masa de) otras partículas elementales, jamás ha sido visto-- hasta otras entidades predichas teóricamente como los strangelets o los microagujeros negros, siendo estos últimos, precisamente, los que están provocando más comentarios y temores en la opinión pública.
Y aunque es hoy, 10 de setiembre, cuando el LHC empieza a acoger haces de partículas a lo largo de sus 27 kilómetros, no será hasta el 21 de octubre cuando empiecen a tener lugar las primeras colisiones de verdad importantes. Si creyera en dios, o en algo, a ello me encomendaría.
Amén. No obstante.
----------------------------------------------------------------------------------
P.S. No identifico ni a mi amigo ni a mi tío porque ambos son gente publicada y bien conocida y tengo a bien no hacer publicidad –al menos, gratuita- ni allanar intimidades si no hay razón de peso.