Si lo dijera yo, cuando mañana fuera a comprar mi cargamento semanal de cervezas belgas de abadía, lo mismo sufría algún accidente camino del supermercado. Pero no lo digo yo, lo dice Amélie Nothomb, escritora prolífica experta en identidades, en el País Semanal del domingo pasado: La gente cree que los belgas somos afables, amables, buena gente. Pero si te acercas, encuentras a Marc Dutroux... y a otros tantos monstruos. Muchos fingen ser buenos y dan miedo, están llenos de secretos sucios. Lo creo y lo sé.
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