Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit
Plauto (254-184 a.c.)
Plauto (254-184 a.c.)
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Empecé por saber que se rearma Latinoamérica. Lo que es estupendo, porque gana Francia, que vende, y gana Brasil, que compra, y ganamos todos, porque así las importantes bolsas de crudo que se han descubierto en Brasil y que podrían atraer a desaprensivos no se quedan sin defensa. De este modo, el guardián de la Amazonia -Lula no churrasco en mi lecto- nos garantiza petróleo para un montón de años, y no menos dióxido de carbono, tan del gusto del mundo vegetal. Por cierto, que ni crisis ni hostias, el sector armamentístico sigue acumulando ganancias sin parar. Ahí están USA, Italia y Rusia -oro, plata y bronce, respectivamente, en la carrera filántrópica del presente curso armamentístico- para asegurar la capacidad de defensa de los pueblos de mundo. Tal es el espíritu de la democracia.
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No debemos, en cualquier caso, atribuir este tipo de hechos al Tercer Mundo.
En Italia, Berlusconi está triste. Los suspiros se escapan de la boca de este neosiffredi de biografía admirable con palitroque al servicio de su pueblo. Papi se siente injustamente tratado por la prensa comunista y seudocatólica -concretamente el 90%-. Por fortuna, la gran mayoría de los líderes políticos del mundo hablan con él y le dan ánimos y le visitan en su puticlub.
Y en Japón la promesa de Hatoyama de reducir emisiones contaminantes en un 25% para el 2020 no ha gustado un pijo a las grandes empresas. Hacerlo supondría, alegan, machacar la ya maltrecha economía nipona, lo que no es mentira en absoluto. Y además, de qué serviría esa menundencia dado el inminente apocalipsis del planeta a decir de Ban Ki-moon nada menos.
En la pell de brau, mientras tanto, los progres de ERC no tienen mejor cosa que hacer que andar buscando su independencia por cualquier resquicio. Más o menos lo mismo pero lo contrario que pasa con ese joven condenado por sustituir la bandera española por la republicana en un edificio oficial. Y es que resulta ya muy difícil distinguir al juez del delincuente. Lo vemos en Garzón, imputado por un delito de remover la mierda franquista, algo a todas luces de pésimo gusto,
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En fin, que de todo esto y mucho más -un guante de Michael Jackson de 34.000 €, por ejemplo- habla el periódico. Se cuestiona incluso lo que calla. Oliver Stone, en su férrea defensa de esa bestia política que es Chávez, arremete contra la prensa estadounidense y europea -en concreto El País-, acusándola de ser poco creíble. Y Carlos Fuentes, que come de El País, pide una prensa que cuente la verdad, que es lo que falta en América Latina.
Sin embargo, llegados a este punto (¿me pido otra cerveza?), poco importa ya si la información es veraz o verosímil, parcial o falsa, porque el mundo es un pluscuamperfecto estercolero. El Man to man is an arrant wolfe (homo homini lupus) de Hobbes está pidiendo a gritos una pequeña anotación, porque su idea del contrato social, que había de alejar al hombre de la guerra, su estado natural, parece a día de hoy que no ha valido una mierda. El lobisome de Hobbes se veía impelido por dos fuerzas: el placer, al que tendía, y la muerte, de la que huía. Ahí estaba el progreso si se aceptaba el contrato. Y el hombre renunció a su derecho natural a hacer la guerra.
No obstante, devenido homo homini homo, el hombre ha resultado más letal que su alter-ego cánido, porque no es sólo el hombre bueno de John Locke o Rousseau, que también, sino el uomo stupido de Carlo Cipolla. Buscar la paz a todo trance haciendo caso omiso de la razón profunda de aquellas guerras de la edad oscura, pactar con civilizaciones imposibles, hacer de la corrección medida de la polis, acatar la desigualdad y la injusticia, sonreír al enemigo, convivir con la sinrazón, mirar hacia otro lado, poner la otra mejilla... Todo ello dejó vía libre al lobisome en su afán desenfrenado por la anexión de territorios.
Nuestro mundo al borde del apocalipsis parece no entenderse de otro modo. Perseguir aquel sueño trajo esta pesadilla. El crepúsculo se despliega ante nuestros ojos de ratas sin agallas. Obsérvalo sentado.
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No obstante, devenido homo homini homo, el hombre ha resultado más letal que su alter-ego cánido, porque no es sólo el hombre bueno de John Locke o Rousseau, que también, sino el uomo stupido de Carlo Cipolla. Buscar la paz a todo trance haciendo caso omiso de la razón profunda de aquellas guerras de la edad oscura, pactar con civilizaciones imposibles, hacer de la corrección medida de la polis, acatar la desigualdad y la injusticia, sonreír al enemigo, convivir con la sinrazón, mirar hacia otro lado, poner la otra mejilla... Todo ello dejó vía libre al lobisome en su afán desenfrenado por la anexión de territorios.
Nuestro mundo al borde del apocalipsis parece no entenderse de otro modo. Perseguir aquel sueño trajo esta pesadilla. El crepúsculo se despliega ante nuestros ojos de ratas sin agallas. Obsérvalo sentado.
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